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ATENCIÓN: Cuidado con las corrientes de retorno

Llega la Semana Santa y con ella, muy probablemente, nuevos incidentes en las playas de nuestro país. Esto de acuerdo con Alejandro Gutiérrez Echeverría del Proyecto Estudio de corrientes de retorno de la Universidad Nacional, por una combinación de varios factores: el desconocimiento de la dinámica litoral por parte de los usuarios de las playas, la poca precaución de muchos de éstos, la baja efectividad de las señales y la escasa señalización en esos sitios de diversión y, principalmente, un número insuficiente de guardavidas calificados.


De acuerdo con la Sección de Estadísticas del Organismo de Investigación Judicial del año 2001 al 2021 se contabilizan más de 1000 muertes por sumersión en las playas nacionales, lo que equivaldría a un promedio de aproximadamente 48 muertes por año. “Y si nos fuéramos a las estadísticas de 1980 a 2000, el promedio estimado de muertes por sumersión en playas arroja un valor de 72 ahogamientos por año, lo que prueba que este flagelo lleva ya tiempo afectándonos.


Es fácil suponer que la visitación de las playas décadas atrás era menor, como también menor la presencia de guardavidas en la gran mayoría de las playas más visitadas. Hoy en día, no obstante, la presencia de guardavidas en estas playas ha incrementado, asimismo ha aumentado significativamente la visita tanto de nacionales como extranjeros a estos sitios de esparcimiento”.


De acuerdo con Gutiérrez, de los cuatro factores anotados, asociados a una mayor probabilidad de incidentes, el de mayor relevancia es el cuarto; los otros tres no encuentran en la práctica fácil arreglo. “El vacacionista bien haría en disfrutar de una playa donde haya guardavidas, pero muchas de nuestras bellas playas no cuentan con ellos o con el número apropiado para ofrecer máxima seguridad a los visitantes.


Por lo que quisiéramos comentar brevemente sobre las corrientes de retorno, a favor de aquellos usuarios que visiten playas donde no haya ningún tipo de asistencia”.


La imagen clásica en la señalización internacional, dice Gutiérrez, “nos refleja una corriente en movimiento en dirección mar adentro, de una rapidez de metros por segundo, lo que pone en serios aprietos incluso a buenos nadadores, razón por la que bien se aconseja no nadar en contra de la corriente porque así es como llega el agotamiento, la desesperación y, eventualmente, la sumersión y el grave accidente.


La realidad que no reflejan nunca esas señales es que la dinámica litoral no está constituida por una serie de estas corrientes a lo largo de la playa, sino que, muchas veces, por una serie de trayectorias aproximadamente circulares a lo largo de la playa, que pueden aparecer o desaparecer en minutos, así como otras veces ser de carácter permanente.


Por lo que, en vez de grabarnos en la mente el clásico consejo de “nadar paralelamente a la playa” cuando seamos atrapados por una de estas corrientes, lo que debemos tener presente en tal caso, es nadar hacia los lados de la corriente, ya que perfectamente podríamos ser atrapados por una corriente con dirección paralela a la playa, y en este caso, el nadar paralelamente a la playa podría significar nadar contra corriente.


La otra opción, si la templanza nerviosa nos lo permite, es flotar con la corriente hasta que ésta nos suelte, y luego pedir auxilio, vociferando y agitando las manos. Si en un tiempo prudencial esto no funciona, una vez fuera de la influencia de la corriente, podemos nadar hacia la playa, ahora sin corrientes opuestas”.


Finalmente, la recomendación de Gutiérrez, es que antes de dirigirse a las playas, consulte con la Cruz Roja sobre las playas donde esta entidad, así como algunas asociaciones privadas mantienen guardavidas y, si desea saber sobre otros consejos de utilidad con el fin de divertirse y regresar sin malas nuevas a casa, haga uso del siguiente enlace: https://www.facebook.com/opcosuna


Imagen ilustrativa.



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